#YoNoSoyChayopremio


¿Qué habrán pensado los dueños y directores de premios cuando propusieron al gobierno de Javier Duarte para el premio por “recompensar esfuerzos para garantizar el pleno ejercicio de la libertad de expresión”. 

Sobre todo, que habrá pensado el equipo duartista de ese “honor”. ¿En serio creyeron que todo sería reverencia?.

La realidad en la escuadra de estados noreste en cuanto al crimen organizado dista mucho de esa realidad, y más allá que el premio reconociera una labor, responde a una estrategia de promoción, sobre todo porque hay que recordar que, pese a la visita de cortesía del gabinete veracruzano a España a principios de este año, la madre patria advirtió a connacionales de no viajar a México, principalmente a Michoacán y Veracruz.

La ola de violencia y empoderamiento de la bandas del crimen organizado, que ojo, no es exclusivo del estado protagonista, esta vislumbrado en las estadísticas internacionales, y específicamente en este tema. Entonces no entiendo que pensaba la Asociación Mexicana de Editores y el gobierno de Veracruz.

¿Habrán pasado por alto los nueve asesinatos a periodistas en 2012?; ¿o quizás tapar con la hoja de arriba los 12 comunicadores que por falta de garantías dejaron de ejercer su labor en ese estado en ese mismo año?.

El estado próspero es según el catálogo internacional, el estado más peligroso para ejercer la profesión en toda América Latina, incluso por encima de países del globo terráqueo que están etiquetados por sus conflictos sociales. Ahora, calificada la acción del colectivo editorialista mexicano como el “chayopremio”, es la respuesta a una acción inescrupulosa, fuera del entendimiento que el periodismo en sí debió permitir y sus ataques, el extremo que busca equilibrar la postura que surgió desde la postulación, hasta el mismo premio.

En las últimas horas, decenas de medios de comunicación impresos y digitales, han emprendido la campaña opositora al #YoSoyChayoPremio como consecuencia de una medida abrupta e incómoda, inocente y fallida, grosera y humillante, y a ello hay que tener la seguridad que se adherirán decenas más, en un frente que aprovecha el desequilibrio.

El periodismo en México ha tomado variantes diversas cuando los reflectores dejaron de poner atención a los titulares y comenzaron a hacer noticia las marcas, ayudado por supuesto de las redes sociales, y esa eterna lucha por el reconocimiento y la credibilidad, como el mayor capital de la comunicación actual, de ahí, ni hablar del reconocimiento similar que tuvo Televisa en las últimas horas.

En qué momento una asociación que representa al periodismo, antepuso los intereses económicos o de relaciones públicas contra el valor que los ha hecho fuertes: sus comunicadores. Como dijera un amigo, “hay que ser cochinos pero no trompudos”.

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