Primero que sepan como viven los mexicanos, después el voto.
Un hombre que no sabe a quien gobierna, está lejos de ser una esperanza. Al enviar un mensaje, puede equivocarse en la forma, pero no en el fondo; es la empatía, ponerse en los zapatos de a quien diriges tus palabras, es conocer tu receptor. Equivocarse en los discursos planeados, en cultura general no es para ser vicerales, son datos y argumentos, se pierden entre las fechas, las citas, los nombres, las cantidades, los valores, los intereses, la política, y en un 80 por ciento son planeados por ajenos, por asesores que cobran por ser expertos en la manipulación de mensajes. Empero, muy grave sí, es no saber que consume, como vive a quien va tu mensaje, eso es falta de empatía. El político más popular en el país, Enrique Peña Nieto, aspirante a la Presidencia de la República por el partido más criticado, el PRI, dueño de una imagen bien trabajada, está lejos de saber, como en los reinatos, como vive la plebe, la prole, como compartió su hija en una red social. El salario mínim