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Mostrando entradas de diciembre, 2011

Primero que sepan como viven los mexicanos, después el voto.

Un hombre que no sabe a quien gobierna, está lejos de ser una esperanza. Al enviar un mensaje, puede equivocarse en la forma, pero no en el fondo; es la empatía, ponerse en los zapatos de a quien diriges tus palabras, es conocer tu receptor. Equivocarse en los discursos planeados, en cultura general no es para ser vicerales, son datos y argumentos, se pierden entre las fechas, las citas, los nombres, las cantidades, los valores, los intereses, la política, y en un 80 por ciento son planeados por ajenos, por asesores que cobran por ser expertos en la manipulación de mensajes. Empero, muy grave sí, es no saber que consume, como vive a quien va tu mensaje, eso es falta de empatía. El político más popular en el país, Enrique Peña Nieto, aspirante a la Presidencia de la República por el partido más criticado, el PRI, dueño de una imagen bien trabajada, está lejos de saber, como en los reinatos, como vive la plebe, la prole, como compartió su hija en una red social. El salario mínim

El combate Guadalupano

Vi pasar un Juan Diego, uno de apenas de 80 centímetros. El bigote mal pintado no desencaja con la sonrisa sin dientes. Atrás otro, y otro, y otro. Mientras ellos son cargados y guiados, llevan consigo los ruegos de sus padres. La fé y la devoción son escudos necesarios en una población que pierde la confianza entre sí mismos. Cuando a esos que decides te representen y deciden por ti, no lo hacen. Y más cuando la esperanza de encontrar alguien que sepa guiar a un pueblo decadente de moral, de fortuna, de alegría, de estabilidad y seguridad, se pierda en el camino de los discursos a las casillas, regresando a casa con una canasta básica vacía. Los guadalupanos son más allá de una religión. Son un pueblo ávido, urgido de paz y ungido en la fé. Donde creer fervientemente, pedir, llorar, cantar, agradecer, aún cuando no haya mucho, significa fuerza y unión. Los pequeños Juan Diegos refuerzan la convicción en ese algo, son más allá de la foto y el "borriquito", más allá de la &

Metalachi. Haciendo música con media raíz

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Y de repente los escuché. La web es magia pura, es futuro, es comunicación, enlace, sangre, hermandad. En la búsqueda de música "extraña", de esa que no llega a la radio ni los canales de tele, me atoré con un grupo de mariachis rockeros, ó mejor dicho, rockeros mariachis, muy diferentes a los grupos que han sido famosos. Un proyecto que si bien, se une a esa propuesta de música graciosa que difunde el You Tube, lleva virtuosismo implícito. Metalachi es normal pero llamativo. Mucho para los tiempos donde no hay propuesta frescas, y donde el pan recalentado es caro. Son mexicanos fugados de su tierra, de esa de la que muchos soñamos fugarnos, y adoptan un idioma, una imagen y una música que no es suya, y lo adaptan a su raíz, a lo único que llevan consigo, la música de mariachi. Y de repente, enfundados en su sobrero, con un inglés mocho, gritando “chischís”, crecieron en la red y llegaron a todos los lugares, desde su nueva residencia en Los Ángeles California, de los pubs y