El futuro incierto de la izquierda en México

Hace unos tres años, un izquierdista de campo, de raíz, de la época de lucha en la capital,en ese DF de los 70´s me dijo, “El peje se va a separar”. El veía desde ahí, antes de que iniciara la carrera preelectoral, que Andrés Manuel López Obrador arrancaría, aprovechando su popularidad, un partido propio, y así competería por la presidencial, lejos de quuenes dirigen el partido. "Porque el PT y Convergencia no sirven, y el PRD es un desmadre". Sólo así. No se dio y me reí de él. Tras la elección, tras juntar a las bases ideológicas en medio de rompimiento, tras conciliar, tras alejar a muchos, AMLO se va del PRD, ese partido que no es ni será suyo. Podría parecer un movimiento autoritario, y desde ese punto de vista es a donde va, a controlar el movimiento de millones de seguidores, su movimiento. La izquierda se rompe en dos partes, la del PRD y las rémoras, y la de AMLO. Soy de los que creen que Morena o como se llame, no debe ser partido, pero quiza él no sepa la transformación de la izquierda mexicana. El siguiente paso es que hará este personaje icónico de una izquierda, esa izquierda que tomó fuerza desde principios de los noventas, impulsado por políticas en un momento fijo, hasta salinistas, y que al último se partió por la segmentación de los extremos, de los tradicionales, de la nueva corriente, incluso de los que son de izquierda centro. Berrinche sería, que iniciara la búsqueda por el 2018, así lo pienso en este momento, y veo entonces a la derecha y a los temerosos, gritar que inició la secta del peje. Si López Obrador forja una institución libre, de carácter social y de ahí impulsa un proyecto que no fuera sólo de él, estaría logrando mucho por la liberación de la democracia. Finalmente lo que quiso e hizo, fue deshacerse de las tribus, del control perredista con el tuvo que dialogar y negociar para su postulación. Aún es pronto para decir si se ve un movimiento ideológico, quizá aquellos que vivimos el romance de la izquierda latinoamericana del siglo pasado, vemos la oportunidad de ver el surgimiento de un algo importante, y aclaro, no una elección. Soy de esos hombres que disfrutaron del triunfo del PAN en 2000, n porque fuera panista o perredista, sino por la transición. Incierto ahora es el destino de los intelectuales de izquierda, los movimientos sociales, del 132, de los que manipularon el 132, de algunos militantes, que deben decidir si alejarse de un partido o arriesgarse a un futuro quizá inestable. Los escépticos del AMLO disfrutaron y se sirvieron del histórico “voto por voto, casilla por casilla”, que hasta fue eslogan de programas políticos y coberturas. Muchos más disfrutarían de una libre elección, de eso no tengo duda. De que el movimiento sea completamente sano, sí.

Comentarios

Entradas populares de este blog

The Cranberries en Tampico. Un concierto demasiado grande para una ciudad pequeña

Un genio bipolar. Devin Townsend

De mi soundtrack: Los puentes de esperanza (Brindges in the sky)