Así de similar

Mi buen Chucho me dijo, es hora de retomar el blog. Son los ejercicios que no se deben dejar de hacer. Todo viene porque un evento político del Gobierno de Tamaulipas, sirve como pasarela para exponer a los aspirantes a cargos de elección ante el electorado, a 10 meses de las elecciones. Campañas gratis y anticipadas, con recursos públicos, de los impuestos, convertidos en presupuesto para los programas sociales. Las lagunas morales que auspician las legales, lo permiten. Entonces recordé una vieja anécdota, de esas que no se deben contar. Era tarde, alguien nos pidió que nos quedáramos a cubrir un evento de otro alguien. Esta es la segunda vez que tengo un contacto directo con gente que se ostenta “mañosa”. “¿Y si no vamos?” “Dile tú” me dice mi compañero. Un par de horas más tarde caminamos por las calles empolvadas. Mi compañero y yo teníamos más caliente la cabeza por el miedo y la adrenalina, que por el calor de verano. “Vayan al evento y tomen fotos” dijeron. En ese momento como dices que no. Al viejo estilo de las leyendas, en la plaza de la colonia se instaló un enorme toldo y más de 300 sillas. Hay dos payasos en el escenario y enormes bolsas negras y cajas. El estruendo musical del grupo en vivo hace una comparsa nada equilibrada entre los asistentes, las palmas y algunos movimientos de cadera. Miro a mi compañero. “Dijo que traería camisa amarilla”. Mientras saco mi cámara y comienzo a tomar aspectos. Por mi cabeza, en medio de las imágenes que me deja el visor de la cámara, solo veo la felicidad que están provocando en ese momento, por muy ilegales que sean los recursos. A nadie le importa si vienen del narco, del lavado, o de verdad de un alma caritativa. A nadie le importa si en verdad quieren hacer feliz a los niños, o si quieren darles un favor, para cobrarles otro. En ese momento a mí tampoco me importó. Los niños se ríen de los payasos. Todos llevan juguetes, globos y dulces. Las mamás reciben pastel y refresco. Por una esquina pasa la policía. Saludan y se van. Alcanzo a mi compañero, y me hace la seña que ubicó al de amarillo. Pronto llegamos a él “Tomen las fotos”. “Ya señor”. “Pues luego hablamos”. Extendemos la mano, pronto nos damos la vuelta. “En que mamadas andamos” me dice mi compañero. “Si ya sé”. El evento es público, nadie sabe el contexto ni el miedo. Fotos de gente aplaudiendo, niños sonriendo, todos contentos. Así de similar se eligen gobernantes.

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