Fuera Televisa. El Peje visita Ciudad Victoria (crónica)

A las cuatro de la tarde solo hay 2 mil personas y un sol incandescente en la plaza ocho Hidalgo. Algunas banderas amarillas, rojas y anaranjadas se postran por la calle Cristóbal Colón, donde emerge el escenario, ambientan el espacio que recibirá al candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador. Poco a poco, en pequeños grupos, desde las diez direcciones de la plaza, llegan más simpatizantes al sitio que será, la última sede de AMLO como candidato, en el Tamaulipas. Los grupos buscan ambientar a una multitud que por momentos parece no llenará el espacio. La seguridad es poca. Algunas banderas salen de los balcones del hotel contiguo a la calle. El animador busca motivar a la poca gente. Un cantante norteño sube a una chica a bailar al escenario, que aun es comido en su totalidad por el sol. Han pasado 50 minutos sin que llegue el candidato. Las cámaras de los medios comienzan a hacer tomas panorámicas y aspectos entre la multitud. Graban a unos jóvenes, acción que no les gusta. “Fuera televisa, fuera televisa, fuera televisa”. El grito se corre por toda la muchedumbre que ya suma cerca de cinco mil personas. En solo 15 minutos, la cifra supera las seis mil personas. Los grupitos llegan a pie, mientras el animador anuncia que Andrés Manuel ya está en la ciudad. Es notable sin duda la presencia de jóvenes, incluso un grupo se manifiesta como parte del movimiento #YoSoy132. Finalmente llega la camioneta del candidato, y de inmediato suena la canción que durante seis años ha sido símbolo de su campaña, Color Esperanza del cantante argentino Diego Torres. La canción es pegajosa y ya clásica en los eventos de AMLO, y la corean la gente, sobre todo los jóvenes. La unidad se estaciona a 200 metros del templete, mientras una multitud lo aborda en busca del contacto o de toarse una foto. Cerca de 150 personas lo rodean y el grupo de seguridad personal es insuficiente para contener a la muchedumbre. Andrés Manuel abraza, besa, saluda, sonríe, camina poco. Por delante, el líder del Partido del Trabajo, Alberto Anaya también hace lo suyo, saluda, se toma fotos y llega al escenario. Aun no ha llegado al corredor de 100 metros que lo espera, cercado por un lienzo de plástico. La ansiedad de los asistentes por tocarlo es tanta que tardará más de 30 minutos en recorrer de su camioneta al estrado. Los guardias se ponen enérgicos. Una mujer le regala un sombrero al tabasqueño, se lo quitará metros adelante. Finalmente llega al estrado. Ahí lo aguardan siete candidatos y su estructura estatal. Los cartones, mantas, banderas son diversas, incluso está la representativa del movimiento homosexual, que no pasa desapercibida por el tabasqueño. En el escenario llama la atención dos imágenes; un mural con la imagen del político e imágenes crudas de una realidad del estado, dicen los perredistas, y un estandarte del benemérito de las Américas, Benito Juárez García, sostenido por dos personas. A las 17.45 comienza el discurso de Andrés Manuel, el último en Tamaulipas. “Hay condiciones inmejorables, vamos a volver a ganar la presidencia de la república”. Se ondean las banderas, muchas a una altura corta porque hay muchos niños. Comienza a romper el hielo. Tuvieron un plan, pero como el PAN ya no tiene levadura, proyectaron el regreso del PRI. “no, no” gritan los más de seis mil asistentes. “Introdujeron como producto de televisión, como una telenovela, a Peña Nieto y pensaron que ya era pan comido con la publicidad y mercadotecnia”, señala en lo que será una serie de ataques contra el priísta, mientras que la panista, Josefina Vázquez Mota, que visitó el mismo estado, será ignorada. “No contaban con los jóvenes, menospreciaron a los jóvenes, se ha venido dando un despertar de conciencia, impulsado por lo jóvenes y los estudiantes, ¡que vivan los jóvenes!”. Se anuncia puntero de la contienda, “por eso ya volvieron a lo mismo, a Bejarano, a Chávez, el plantón de Reforma, autoritario, mesiánico, peligro para México, pero nada de eso”. Una mujer habla por teléfono. Comunica a su interlocutor con el audio ambiente, para que escuche el mensaje. “óyelo, óyelo, amo a este señor”. “En la desesperación tuvieron que ir a buscar a Fox, para que cometiera la canallada de darle la espalda a su partido, a la candidata de su partido. ¿Qué dijo fox?, ¿que hay que votar por el puntero?, bueno, ¿y quién es el puntero ahora?, hay que hacerle caso a Fox, hay que votar por el puntero”. La plaza se inunda de un “Obrador, Obrador, Obrador”. El hijo del “peje” se pasea cerca del estrado, saluda, vestido en jeans, una playera estilo equipo de beisbol pero con una marca cervecera, y una gorra de los Red Sox. “No tengo complicidad con nadie, solo voy a tener un amo, el pueblo” señala mientras continúan los aplausos. El discurso continúa con la misma tendencia que sus anteriores. No se pronuncia por temas delicados, ni señala a Adolfo Helmont, y defiende sus cuentas de austeridad, hoy polémicas. Una anécdota levanta a la muchedumbre otras vez. “Me andan queriendo trampear siempre, tengo que andar a las vivas, me pregunto un periodista hace poco ‘oiga y si el seguro popular no sirve porque no hay medicinas,¿ lo va a desparecer?’, ¿imagínense que digo que si?, me toca en todos los periódicos, salgo hasta en el canal de las estrellas, le conteste que el único cambio es que ahora si va a ser seguro, y también popular”. De pronto se empieza a corear por segunda vez “Fuera televisa, fuera televisa”, mientras los camarógrafos y reporteros sonríen. El último ataque a Peña nieto será llamarlo “demagogo barato y corriente”, y es aplaudido. Toca el charolazo. “¿De donde salió el dinero de morena, quien la ha construido? El pueblo, contestan ¿ quién viene aquí porque le van a dar dinero? “Nadie”, nuevamente corean los simpatizantes. Luego les pide fildear las elecciones. AMLO se calma. Llega el momento amoroso, empático “Tengan confianza, así como ustedes me reciben, con afecto, así como siente que me apoyan me respaldan y lo digo, me quieren”, pausa un poco, cambia la mirada, “así también los quiero yo”, enfatiza antes de nombrar el poema “Amor con amor se paga” de José Martí “y de nuevo les digo, muchas gracias”. Al cierre del evento, cantan el himno nacional. AMLO deja la zona, se toma fotos, agradece nuevamente. Un niño se acerca a que le firmen un muñequito con la imagen del candidato. No llegará por la muchedumbre amontonada en la suburban. PUBLICADA EN MILENIO TAMAULIPAS

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