El celo comunal hacia el celo navarro

Una Navarra, Ixa, me pide que toque un tema que se ahonda como tal, como el debate del riesgo de perder una esencia (cuando existe) o una modernización a un estilo de vida. Entiendo que el tema en España tiene un caso permanente y latente; una lucha social que divide a un país de manera pragmática por el sustento de clase de religión, educación, entorno social, historia e incluso lenguaje. Se convierte también en la adopción sistemática de forma de vida de la comunidad, como lo define perfectamente en Quadrillas dentro de su blog. El problema o privilegio de la identidad, se define porque tienen dos variantes que son extremos y que finalmente no pueden mezclarse; sería ilógico absurdo. ¿Un ejemplo?. El propio México. Nuestro país es una cuna, como casi toda Latinoamérica, de una sociedad que tienen las raíces más ricas en la historia de la humanidad, un legado de vida y de conocimiento, arraigado desde las formas más bárbaras y naturales del ser humano. Crece entre bosques y llanos, pantanos y cordilleras, una serie de grupos étnicos que de forma abrupta, con la llegada de los visitantes, que se espantan, descalifican y entonces, modernizan. Hoy México es hijo de dos padres, la etnia de las culturas salvajes y hasta paganas; y el padrasto español que asienta en su enclavamiento , enriquece a una cultura hasta cierto grado “inocente e ignorante”, de una forma de vida formal y educada. Bien, pasado el tema de la historia y en el que se debe entender que no se logró del todo depurar el barbarismo de las culturas que se sumergen en las altas sierras. 300 años de conquista y 200 de renacimiento no fueron suficiente. El país de México, ha tenido, por humanidad, tener que convivir con los vestigios de esas culturas; tan solo el mundo conoció la estúpido y supuesta historia de indios Tarahumaras que decidían matarse por falta de comida, rumor humillante que al último terminó por generarles un beneficio en la donación de alimentos y productos. Pero ese solo es un claro ejemplo de lo que viven las culturas base de toda América latina; México acumulaba quizá, algunas de las más importantes como la opresora Azteca, la humilde Náhuatl, la triste Tének, por supuesto la sabia Maya que hoy tiene en jaque al mundo por su predicción del fin del mundo. La mayoría de estas solo dejaron pedazos de vida en algunos espacios recónditos que aun se resisten a esa actualización de vida, porque, les trae conocimientos, pero no los adopta en una vida social y comunal. Ejemplifico; la sociedad “normal” llega a expresarse contra los “pinches indios”, “patas rajadas”, “vende nopales”, “los apestosos”, hacia esa gente que sigue como lo han hecho por siglos, buscando sobrevivir con su autoproducción, pero ahora caminado largas millas en pisos de asfalto, entre cabañitas de concreto y varios pisos, y aun contra esas miradas amenazantes. Incluso, en el tema presupuestal, por ser grupos que aun defienden la existencia de lenguas en peligro de extinción, cuentan con partidas especiales que les ayuden a preservar su cultura, forma de vida y lenguaje, como patrimonio nacional y de la humanidad, un presupuesto que por supuesto, desconocen, porque para la política la ignominia es rentable. El bagaje de las culturas se emerge salvaje ante los desconocidos porque por experiencia, vulneran en muchos casos, corrompiendo la cotidianidad. Algunos se rehúsan a vender tomate y cebollas, bajando las montañas utilizando tenis, ofreciendo su productos en español, o recibiendo papeles que valen mucho. Quizá lejos de las “cuadrillas”, que defienden celosamente su territorio y su círculo social, las sociedades seguimos siendo bárbaras ante lo desconocido, opresivo o grosero, soberbio ante aquello que es diferente hasta en el acento. Esos grupos anti sociales, solo muestra lo que ha generado la globalización histórica que yo defino en las culturas madre de un país, pero que existen en la historia de la misma brillante y grandiosa Europa, y la historia, antecedente y pasado instantáneo de la misma España, que aun, sin caer en el mote de bandas, defienden su calle y su ciudad que apetece única, e invulnerable.

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