Mercados y las pequeñas mafias


A finales de mayo de 2010 me tocó visitar como parte corresponsal de la huasteca de Milenio, el municipio de Poza Rica, aunque en ese momento la mira no era un conflicto social si no hacer un panorama económico de la macro y micro industria.
Habían pasado poco más de 15 días desde que el mercado Santa Fe en el centro de la ciudad sufriera un incendio. Era el quinto a un centro de abastos en año y medio, y que hacía evidente una pugna al interior por los grupos dirigentes.
En esos días, Marco Aurelio Alarcón Trueba, alcalde en funciones tras la salida de Pablo Anaya en busca de una diputación local, a principios de ese año me diría en una plática de casi dos horas, “hay una mafia ahí adentro, no se puede, con esa gente no se puede hablar”.
Me daba a entender que cualquier proyecto debía pasar por una serie de críticas de intereses, particulares y de grupo, y que hacía impermeable a recursos factibles para una reubicación y rehabilitación, de lo cual había un proyecto, pero no disponibilidad de los locatarios.
El riesgo ahí era evidente en esas pequeñas “favelas brasileñas” que adornaban el centro de una ciudad, que busca detonar económicamente hablando.
Retomo este antecedente en el proyecto de los mercados de Tampico, Hidalgo, Madero y Juárez, que hoy se ubican a días de perder 212.5 millones de pesos seguros del gobierno federal.
Quizá es evidente que el gobierno federal sabe la importancia de este proyecto en una temporada electoral, pero finalmente es el momento es que es más fácil que salgan los recursos.
Pero esos recursos quedarán varados en el limbo de los subejercicios, ese pecado permitido de la burocracia y simplemente no por una coordinación inexistente gubernamental, esta vez no, sino por las pugnas al interior de los mercados.
Ahí adentro, hay grupos bien estructurados que dominan cualquier decisión al interior, y que hoy juegan cartas electorales. Evidente al igual que en Poza Rica, por el estado actual de los peligrosos, viejos y denigrantes edificios.
La alcaldesa panista sabe que sería un punto favorable a la poca obra pública que lleva su administración, un punto al Pan a quien le debe el favor y que la vigila desde cerca en su DIF, en su Desarrollo Social y en su zona norte, en el empresariado.
Por ello presiona al ala priísta dentro del mercado que juega su papel de contraparte y se niega al proyecto. El PRD pega con los ojos vendados.
A algunos locatarios les venden la idea que el proyecto actual quitaría poder a los actuales lideres por que ampliaría el tamaño de comerciantes, crearía nuevos grupos; la otra parte ya vende espacios que aun no se inician, ni siquiera se aprueban.
Lo cierto es que la necesidad de un proyecto que dignifica y asegura las instalaciones donde miles de personas abastecen sus alimentos y necesidades hogareñas, está en puerta de salida, se va y será difícil que una vez más se lleve a cabo, historia de cada trienio.
Lo triste es que el desarrollo de una ciudad quede limitado a conflictos electorales, externos y ajenos a la ciudadanía, los locatarios deberían saber eso, los mismos candidatos y sus partidos también.
Una cosa es la política, otra es afectar a una sociedad, no chinguen.



Comentarios

Entradas populares de este blog

The Cranberries en Tampico. Un concierto demasiado grande para una ciudad pequeña

Un genio bipolar. Devin Townsend

De mi soundtrack: Los puentes de esperanza (Brindges in the sky)