En este momento soy un Voto Nulo


El voto nulo se ha convertido en la imagen de la irresponsabilidad, la contracultura de la democracia y el anarquismo, llevado desde las instituciones a apelar en contra de esta campaña de un sector por demás liberal.
El debate acerca del tema es por demás obsoleto, porque el esquema parte de los escépticos a los extremos de cada partido, la corriente libre contra el partidismo mexicano.
Pero hablar de la nulidad de voto como algo anti ético no es un sustento ni mucho menos un argumento válido; el voto es libre y secreto, es derecho y responsabilidad, y anularlo por falta de compatibilidad también es una posibilidad responsable, si fue hecha bajo un análisis.
No soy pro de esta campaña aun joven, pero sí la tomo en cuenta.
La falta de propuesta, de trabajo sostenido y de una campaña responsable no merece de mi parte en este momento una afirmación hacia un sufragio partidista o apersonado.
Difiero contrario, que sea lo mejor, mientras pulo y desmenuzo cada una de las propuestas de los cuatro candidatos presidenciables.
¿Pero porque digo que el voto nulo no es anti ético?
Simple, cualquier congreso, tiene la posibilidad de anular un sufragio, cualquier cuerpo colegiado puede diferir en un punto específico de una iniciativa y propuesta, diferir de algo no toral, pero si importante, que amerite prescindir de su aprobación o negación.
Incluso países con posibilidad de crecimiento llevan de la mano segundas vueltas, referendos, plebiscitos e incluso, la prorrogación de dichos derechos, como herramientas de la ciudadanía activamente demócrata, de aceptar o negar un proceso, cualquiera que este sea.
La nulidad del voto se lleva de la mano como una forma de expresión, una necesidad de respuesta y un llamado colectivo a una realidad política muy decadente, en sociedades de todo el mundo, no solo de México.
En el momento que escribo esto, los dos partidos más fuertes se reparten golpes en un escenario hostil, ridículo y desgastante, como la comida y la televisión chatarra, política chatarra. La izquierda aun es incongruente y no se convence a sí mismo de reinventarse, y el partido nuevo se mueve de la mano de la falta de estructura.
No queda más que leer los 60 días que vienen de campaña, entenderlos y decidir, cualquiera que sea la decisión, porque hasta para anular el voto hay que se responsables.
Yo no pido a nadie que vote por alguien o que no vote. Solo expreso un análisis primario y apelo al respeto de mi decisión, una individual.
En este momento, yo soy un voto nulo.

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