Poiré en la madriguera de criminales


Aun olía a pólvora cuando Poiré pisó Tampico y huele a pólvora después de irse.
Ese olor se lo lleva impregnado, con su sensación, su las peticiones, los diálogos, a su jefe ese que nunca se dio cuenta la transición del proyecto del Presidente del Empleo a la realidad del Presidente de la Seguridad.
Ese discurso en donde Felipe Calderón agacha la cabeza y asume cierta frustración, y donde reconoce que lamentablemente no será recordado por los acciones en materia de salud, educación ó desarrollo social, sino por los pocos logros en seguridad, es memorable.
Ese discurso fue el que a casi 5 años de tomar posesión, lo sentó en las bases reales de su proyecto político hoy enfocado hacia su partido, Acción Nacional.
Lo sacudió.
Hoy sabe que la incertidumbre, el miedo, son factores que definirán la orientación a la tacha en la boleta.
La seguridad, sea como sea, como todos los retrasos, insuficiencias del experimento, con todo lo negativo que se ha sacado a la luz, es frente un país, también su logro y por tal, su bandera política.
La seguridad es y será, la estrategia fundamental de la política calderonista en los comicios del 2 de julio.
Tú, en este momento analizas si votar por alguien contrario te quitará la seguridad militar de tus calles.
Así lo vio también César Duarte, cabeza de los gobernadores en la Conago cuando en esta ciudad de Tampico, del violento Tamaulipas, advierte que la seguridad no es patrimonio ni bandera de nadie.
También es su válvula de escape, la presión que ocasionará en aquellos gobers donde pesan averiguaciones contra sus ex mandatarios y su funcionamiento, dígase Coahuila, Veracruz, Nuevo León, Puebla o Tamaulipas.
Por ese este último fue elegido sede de la reunión para entregar recursos para reforzar la seguridad en la circunscripción noreste.
No importa reconocer que la evaluación de mandos va en un 50 por ciento, y que la de policías no llega al 20, que las policías ministeriales estén infiltradas.
Directa o indirectamente, el llanto, los lutos, los féretros, los deudos, son una moneda de transacción valiosísima.
Poiré se dejó apapachar por Egidio Torre, se dejo hablar al oído y se encerró.
Pisó una tierra que olía a pólvora y terror, emanada desde su capital.
La mano del gobierno federal, maneja tan atinadamente y con escrutinio cada una de las cartas que existen en la Procuraduría General de la República, en la Policía federal, en el IFAI y hasta en los bolsillos de los mandos militares que conocen todo de la situación actual.
Cuando Tampico se enmotó como la madriguera de delincuentes, detonó una oportunidad valiosa de tener adeptos en un estado que es 100 por ciento priísta, que está dolido del pasado próximo y el no tan próximo de sus ex gobernantes, precisamente esos que hoy están en la mira del gobierno federal.
El Secretario de Gobernación vino a algo que no fue solamente entregar apoyos de seguridad; el Secretario de Gobernación no pisó una de las ciudades más peligrosas con una seguridad mediana.
Desde su puesto, ese que parece maldito cuando si volteas a las cruces de Blake y Muriño, Poiré limpia la mesa donde jugarán cartas.
El Gobierno federal hasta hace unas semanas no sabía si firmar nuevamente el convenio para que el ejército se quedara en Tamaulipas, filtraron, porque esa prueba sería la de fuego para convencer a cientos de electores que la estrategia de Calderón es la acertada.
Hoy Egidio, sus actores y la pólvora de Victoria, presionaron para que esta quedara asegurada.
Él tendrá sus militares posiblemente, pero el gobierno federal se llevó una realidad y una potencial arma a sus manos, es esa que firmaron por 4 mil 400 millones de pesos.

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