Me uno a los aplausos a Militares


Me senté frente al General.
Debo reconocer que me sentí nervioso.
Trata de mantenerse despierto frotándose la cara con las manos, mientras su subordinado, a mi lado, hace una pequeña síntesis de las acciones del día.
“esto es un desmadre”
Mientras fluye la plática, siempre informal, en el rostro del mando militar que apenas tiene un mes en la zona sur de Tamaulipas, se nota el cansancio de la responsabilidad que desde el primero de enero 2007, les asignó el Presidente de la República; enfrentar al crimen organizado.
“No hay en quien confiar, pobres si llega alguien que quiera quitar al ejército de las calles”.
La frase rompe cualquier sensación.
El mismo reconoce que solo ellos y los marinos, con su cuerpo limitado, han logrado dar batalla a los grupos criminales, que se azotan entre ellos por un territorio ciudadano, y del que la población civil es, su materia prima, su modus vivendi.
Hace más de un año, hablé de una guerra fallida, no por su intención, sino por la falta de estrategia y que se dificulta severamente por las corrupción en las calles y las instituciones; una lucha sin planeación.
Hoy lo sigo creyendo, sin embargo, el reconocimiento al esfuerzo de las fuerzas federales, que están en las calles ejerciendo una función para la que no están creados y tampoco estaban preparados.
Un país con el ejército en las calles habla de un país sin paz; esa frase que refleja la realidad del México actual, un deja vu de la historia de la Colombia “escobeña” de los 80.
El país está de la madre, y quién no reconozca eso no tiene conciencia del problema social que amenaza a las familias, por eso es irresponsable pensar regresara al ejército a los cuarteles, es decir, ya están afuera, erróneo o no, deben mantenerse.
Un especialista en seguridad me advierte que el proyecto de unificación de mandos policiales ha fracasado, que el nuevo modelo no se llevará a cabo y que solo quedará en una policía deficientemente calificada, lo que asegura que no estarán listos para enfrentarse a la delincuencia organizada.
El ejército se enfrenta hoy, no solo al crimen, sino al propio desprestigio de muchas voces y eso es evidente, están exponiendo su credibilidad, rumoran nexos y los antecedentes de mandos militares en los 80’s y 90’s, pero será parte de su lucha.
Me acuerdo de una historia de mi pueblo contada hace unas semanas. Un niño que desde los 6 años quiere ser militar o marino, y en cinco años su padre no ha podido quitarle ese sueño.
El general sigue frotándose el rostro mientras los ojos, rojos de cansancio parecen cerrarse, mientras anuncia que dormirá una siesta de 3 horas, la única de la jornada de 24.
“La gente nos aplaude, los niños nos quieren saludar ya veces quienes hasta fotos con nosotros. Eso nos motiva a partirnos la madre”.
Me uno a esos aplausos.

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