desmenuzadero. Deuda es la herencia de la plenitud del pinche poder

Luego de las elecciones y el huracán Dean de 2007, pregunto a un funcionario y amigo panista del municipio de Tampico Alto, “¿los madreó en la elección el huracán?”, rápido, y aderezado con el ceño fruncido en su expresión contestó, aun molesto, “aquí el único huracán fue el pinche Fidel”.


Nada era más cierto, Fidel Herrera Beltrán había hecho una elección de estado, brutal, salvaje, grosera. La emanación de recursos públicos, no solo de asistencia y desarrollo social, argumentados por el fenómeno natural, fueron parte del avasallador triunfo de las elecciones intermedias en Veracruz.

Días antes, las llegadas de camiones con láminas, cemento, varilla, despensas ¡hasta borregos¡, a las bodegas en los 212 municipios, para convertirlos en votos potenciales a favor de los candidatos priistas, era una constante.

Sin contar en ello, el dinero en efectivo, el poder era compartido para la preservación, y lo fue.

Aunado a esto, los pagos que decenas de diputados locales y alcaldes cobraron por apoyar las mociones del entonces góber fogoso, como la bursatilización, también fueron costos.

Opositores que se convirtieron en amigos, nombres hay muchos.

Rememorar esto no lleva sino a un sólo lado; el endeudamiento de Veracruz hoy, es por el abuso de poder, la plenitud del pinche poder.

Inclusive el préstamo solicitado a finales de 2010, a su salida, es el mínimo, las arcas ya estaban dañadas.

Javier Duarte no tiene una tarea importante en descubrir las irregularidades de la pasada administración, porque no tiene la intención.

Por ello mismo, buscando callar cualquier voz.

Desde las declaraciones de doble moral, el gobierno veracruzano aun tiene pendientes con la ciudadanía, y pensar que Duarte mostrará algún estado de rebeldía a su sensei es muy difícil, le debe su estadía, su formación y su poder actual.

Veracruz está totalmente devastado financieramente, son más de 40 mil millones de pesos los que la entidad tiene en pasivos, y esto está reflejado en la mala calificación por parte del organismo internacional Ficht Ratings.

Pero no habrá castigo, se compraron muchas conciencias, y eso es redituable sin lugar a dudas, es triste como la mayoría seguiremos reclamando, 7 millones claman justicia y respeto, con unos miles que les aplaudan, seguirán adelante

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