Desmenuzadero. Libertad escrita con pluma sin tinta

La censura no tiene no tiene ningún argumento. Para su lado oscuro, la difamación, hay recursos legales para controlarlo y que finalmente, con eso, se equilibra.


Lo digo porque en México ha sido el tema desde hace más de 10 años, y hoy, con mayor fuerza.

Cuando, y después de tantos años de censura permanente fomentada por la oligarquía presidencial del PRI, junto a la alternancia vino la apertura a la crítica y la libertad de expresión, cualquiera que en este país eso signifique, hubo que celebrar, y quizá, se ejerció en pañales.

Vicente Fox Quezada fue el primer presidente que pudo ser llevado al paredón editorial, y ser calificado como payaso, ser criticados por sus excesos y deficiencias, y tener un lugar fijo a los cartoneros, a la grillas, y a todo lo que oliera a crítica.

Yo aun sin ser parte de los medios, aplaudí, tal como aplaudieron los periodistas, reporteros, cartoneros, y sobre todo los lectores.

La apertura informativa habla de una madurez y un crecimiento intelectual como sociedad, que incentiva a nuevas generaciones a manejar la crítica y la opinión pública como parte de cualquier proceso.

Pero es apertura es solo en contexto. Hoy no solo la violencia, esa que afecta cada centímetro de este país y aterroriza a cada una de las 120 millones de almas que la llenan, es la cinta en nuestros labios o atadura en nuestras manos.

Si lo entiendo, los medios están atados a sus finanzas, eso muestra la crisis como la que sumió al New York Times, y que lo tuvo al filo de la banca rota.

Pero repito en toda su extensión, la censura no tiene argumento, y cualquier pregunta o señalamiento debe ser respondido, y esa, también es una herramienta para el “afectado”, muestra la madurez para recibir cualquier comentario contrario.

Pero finalmente solo serán las redes sociales y las páginas personales, los blogs, los que llevarán a esta libertad a otros ojos, lejanos de los daños colaterales, y de la censura.

A más de diez años de haberse instituido la libertad de expresión, esta, como la verdad, es
totalmente relativa, y está sujeta a los intereses de los poderosos, y lejano de los pueblos, sordos y mudos.

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