Metallica mueve los títeres en Monterrey; 03/03/2010


El volcán hizo erupción. 
Metallica llegó a tierra regia, y colapsó el santuario de los Tigres de la Universidad de Nuevo León; detuvo el tiempo y contagió con su muerte magnética a 40 mil entes poseídos por este maestro de titiriteros.
Literal. En el viaje previo comenté a mi compañero de asiento que en la gira del tour Death Magnetic en México, no habían dedicado un setlist al álbum más influyente de la banda de californiana, y Monterrey lo vivió: más de la mitad de las canciones de Master of Puppets cimbraron el suelo del santuario fútbolero. 
Los cuatro jinetes hicieron que por un día, la cuna regia perdiera el amor a los tigres y sus rayados, que se olvidara la psicosis de la violencia, y desgarraran sus gargantas y cabezas.
“Esto no puedo verlo sobrio”, comentó el chino. Otro anecdotario de cheves y rock bastante hardcore. 
Desde mediodía inició a llenarse el tanque, así que hay que decir que el alcohol en las venas expuso más los sentidos ante la banda más exitosa de los últimos 30 años, pero nunca nubló el apetito para digerir sin condimento un recital brutal, thrash ero y colosal.
Hay un enorme pecado: sí extrañé corear For Whom the Bell Tolls, Blackened, Fade to Black, hasta un The Day That Never Comes, que un niño junto a nosotros en el concierto, terminó por quedarse con las ganas de escuchar.
Recordemos que, si bien es la banda de los viejitos y tríes, hay generaciones que viven sus nuevas épocas. 
Tardío, pasadas las nueve y media de la noche se apagan las luces, luego del talonero local Maligno y los nuevos ahijados, Mastondon, de los que todo el poderío de Leviathan se vio opacado por un pésimo sonido.
Las pantallas se prenden con las tomas de The Good, the Bad and the Ugly, y entona Monterrey el opening The God of Ectasy, la pieza de ennio Morricone que han hecho suya para dar pie al clásico Creeping Death que retumba con la velocidad propia del estilo de Ride the Lightning, un ejército de almas clama “die…die ..die”, mientras James Heatfield y compañía poseen dirigen el headbangeodel público.
“Gimme fuel, gimme fire, gimme that which I desire” desprende el momento rockero de la noche, no desentona, pero Fuel no es tampoco el mejor momento del concierto, aunque miles de jóvenes contemporáneos a Reload la consideren obligatoria.

The Thing That Should Not Be, sale a escena, impresionante, intacta, para mi gusto uno de los mejores momentos del concierto, y que abre un el tramo de recital, que ya cité, fue dedicado al último álbum con Cliff Burton, el virtuoso Master Of Puppets, que inmediata desprende The Shortest Straw. Joder tío. Luego la poderosísima y meláncolica Welcome Home (Sanitarium), del mismo plato del 86.
Entré en trance, amigos. That Was Just Your Life y The End Of The Line pausaron la nostalgia, pero fieles nunca perdió la energía; Sad But True nos recuerda que esto ya nos thrash, es heavy, aunque Cyanide y My Apocalypse, rolas del Death Magnetic, emulan pasajes del And Justice for All.
Anécdota intermedia. No chingues, de repente traigo al niño junto a nosotros, que le dijo a su papá que no veía, cargado en hombros.La euforia. 
One avasalla con esa metralla de crescendo impresionante, tras de ella Master Of Puppets que se erige como el himno, poderoso, seguido de la veloz Damage Inc..
Los gritos eructan como lava ardiente desde el fondo hasta las paredes del volcán. 
inicia el momento light con Nothing Else Matters y Enter Sandman, “no mames” se oye cuando alguien se percató que nos tomamos todos los litros de cerveza, junto a él un cerro de vasos vacíos, pero nadie esta dispuesto a salir del trance.
Otra anécdota de alcohol: una pareja está comprando cerveza pero no se la toma, solo quieren los vasos y nos rellenan el el elixir etílico, con el orín de los dioses, nuestra pila de vasos. 
Cuando pensé que esto no podía estar mejor, Am i Evil? prende de nuevo las llamas, “I am man, Yes I am” contesta el volcán. 
Ahora sí estoy nostálgico, ya medio concierto me separo el grupo, “nos vemos a la salida” les digo, y me enfilo hacia la turba del slam, con mi torre de vasos en mano.

La velocidad de esta canción inunda el hambre de acción, y llega Motorbreth que preludia lo inevitable, esto tiene que acabar, los voces lo saben y por eso gritan “Seek and Destroy… Seek and Destroy…Seek and Destroy”, y suenan los acordes del riff más memorable de la banda, todo retumba, el final se acerca, y ese final impresionante los disfruto en el slam... y terminó.
Hetfield se va, Kirk saluda, Lars agradece, Trujillo abandona ese bajo que lo hace sentir poderoso, la banda se esconde. 
Regreso a mi lugar, recuerdo que estoy ebrio, todo se mueve, los minutos comienzan a caminar, finalmente el volcán regresa a la tranquilidad después de dos horas, a la espera de que sus tigres lo conviertan al santuario que es, y que por un espacio de tiempo, dejó de serlo.
Mientras tengo que seguir a buscar a mis amigos.

Comentarios

TITO VATO ha dicho que…
una mas que descrita novela en la que casi todo lo deseado llega y despues de tanta espera se hace realidad Metallica, llego a Monterrey a complacer almas y a demostrar que son los maestros...
Renton ha dicho que…
Hola, también yo fui a ver a Metallica, al Foro Sol, estuviste muy cerca, yo estuve en la sección B, me tomé la libertad de agarrar tu set list del evento de los cranberries para un artículo que escribí y te puse en los agradecimientos, en breve te paso el link.

saludos.

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